miércoles, 12 de octubre de 2016


 Fernando Arteta García, q.e.p.d.

MI SENTIDO TESTIMONIO
DE AMISTAD Y EMPRENDIMIENTO


Por David Cortés Ortega




Cuando me enteré de la noticia de una muerte tan absurda como la de Fernando Arteta, luego de que en principio me negué a darle crédito, momentos después no pude menos que evocar un tiempo en que compartimos ideas y afinidades–con ocasión de realizar un proyecto conjunto– pero, sobre todo, hacer memoria de las gratas conversaciones que a ratos largos él propiciaba en torno a cuestiones de arte, humanidades y el intercambio entre culturas diversas.


Yo había hecho teatro y estudiado publicidad en Bogotá. Con lo primero, pude ir a festivales en Europa, donde me radiqué un tiempo teniendo como base Ámsterdam y allí tuve oportunidad también de realizar el ejercicio publicitario. Así fue como conocí de cerca las estrategias de marketing del equipo Ajax de Holanda y traía esa experiencia fresca, rodaba la época de los noventa.


De vuelta a mi ciudad natal, Barranquilla, quise ejercer la publicidad las posibilidades de ser eran remotas. Álex Blanco, consecionario de productos Cannon, me agendó una cita con Fernando Arteta en su oficina de terpel, a propósito de que él por entonces era dirigente de la agencia Logos Publicidad. 


Dada su calidez personal y calidad humana, que afloraba de inmediato ante su interlocutor de turno, casi enseguida estaba yo llamándole “Ferna” a este brillante recién conocido. Dada las afinidad de ambos por las artes y lo cultural, hubo una inmejorable conexión. Su sensibilidad acerca de los temas humanísticos me quedó patente: con decir que toda aquella mañana, de su apretado tiempo de ejecutivo empresarial, la invirtió él conversando e indagándome del teatro, los festivales a los que asistí y las refinadas formas publicitarias que se daban por entonces ( en  años 90 ) en el viejo continente. 




Hubo una nueva reunión informal de los dos, en un restaurante de la ciudad, y allí consolidamos mi ingreso a una rama derivada de su agencia: así creamos los tres (Álex Blanco también) la marca Logos Publicidad Medios. Nos enfocamos en idear productos  y accesorios variados relativos al equipo Junior, lanzándolos al mercado masivo.


Ya puestos en la onda de lo deportivo, propuse crear y publicar una revista dedicada precisamente y por entero al Junior, el equipo amado con pasión por Barranquilla y casi toda nuestra población caribeña. Esa iniciativa mía (“Junior Pasión Caribe”, la llamé) fue acogida por él de inmediato y así la llevamos a Pedro Salzedo, que era el presidente del equipo. Otros directivos eran Hernán Yunis y Antonio Char. A todos les “sonó” enseguida también y, para armar la nómina de colaboradores, adoptamos este lema: “Buscaremos a los mejores para producir la mejor de las revistas”. Para el cargo de Editor General surgió entonces el nombre de Antonio Abello Roca (El Pato Abello), quien recién venía de ejercer el Ministerio de Comunicaciones.


Como fotógrafo jefe convocamos a Álex Riquett y a partir de ahí cursamos invitaciones a colaborar en la revista a periodistas deportivos de prestancia regional y nacional, entre ellos Hernán Peláez. En fin, todo para decir que Fernando Arteta se entregó al proyecto con un entusiasmo y fervor tan juveniles –además de volcar allí toda su capacidad de gerencia y gestión, logrando vincular a gran parte del sector empresarial de la ciudad– que cuando salió el primer número, persona a persona, él mismo repartía los ejemplares de la revista en el Estadio Metropolitano y otros puntos clave de la hinchada en Barranquilla. Total, que gracias a él, la revista se convirtió en insustituible referente tanto de su historia y tradición como de las actuaciones (y su análisis puntual) del equipo Junior.


Tiempo después, habiendo yo hecho realidad mi viejo proyecto (crear la Fundación Nueva Ciudad, que nació en el 2003 y funciona desde entonces), nuestra relación de amistad continuó, Fernando incluso quería vincularse a ella, pero la cosa no se concretó simplemente por el desencuentro de las diversas agendas que a uno y otro nos ocupaban por entonces.


Este ha sido el testimonio que he querido consignar aquí, en este blog de nuestra Fundación que Fernando en su momento habría podido honrar con su pertenencia invaluable; testimonio que dejo en honor a ese amigo que ya se fue, con todo su grande talento e inmensa calidad humana. 











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