TEMAS
DE CIUDAD REGION
Visionar el Área Metropolitana de la Región
Caribe, a partir de un gran clúster portuario
En Cartagena tomó forma esta semana la iniciativa regional “Ciudad
Caribe Colombia”, que tuvo por protagonistas a líderes empresariales, políticos
y académicos de la Costa, reflexionando ellos
sobre la construcción de una hoja de ruta que traduzca en acciones
concretas y programáticas los esfuerzos fallidos de muchas décadas por parte de
toda una región: nuestra región Caribe.
Antes de la clausura, un mensaje del presidente
Juan Manuel Santos fue leído a la audiencia: “Le llegó la hora al Caribe colombiano”,
expresó allí el mandatario, agregando que se trata de una iniciativa regional “tan
oportuna como necesaria”.
“La
iniciativa Ciudad Caribe Colombia se produce en un momento de confianza en las
potencialidades de las ciudades de la Costa. La configuración de una agenda
para la integración es un paso crucial para hacer de la nuestra una región
competitiva a nivel mundial” –señaló el diario El Heraldo.
Y ayer mismo aquellos dirigentes, uno tras otro y
300 en total, firmaron el Pacto por el Caribe. El periodista Juan Gossaín, uno
de los participantes del foro en torno a “Ciudad Caribe”, dijo que “Es esta es
la última oportunidad que tiene la región”.
Y
efectivamente, este anhelo y estos esfuerzos regionales “no son de ayer” sino
que datan de por lo menos cine años atrás. Vale la pena que recapitulemos, a
grandes rasgos, esa larga trayectoria cumplida a intervalos por la dirigencia
costeña en pro de la integración, la autonomía y la competitividad del Caribe
colombiano:
Para 1919, hace poco menos que un siglo,
una asociación de grupos políticos y empresariales creó la Liga Costeña, cuando
sus tres Departamentos –Bolívar, Atlántico y Magdalena– conformaban la Región
Caribe.
La Liga Costeña surgió como propuesta para
proteger los intereses de nuestra región, frente a las políticas centrales de
un Gobierno conservador. El punto de partida fue “la preocupación por la navegación
en el río Magdalena, su canalización, sus puertos y vías de acceso”.
“Las políticas conservadoras de entonces se
enfrentaban a la dinámica del comercio internacional de los industriales del
Caribe, que propendían por la producción de bienes a menores precios, más competitivos
que los producidos en el país central” –señalan historiadores de esa época. Efímera,
sin embargo, fue la vigencia de aquella Liga Costeña.
Hubo posteriormente otros intentos y
esfuerzos de planeación y organización regional, como la Asamblea
Interdepartamental de la Costa, que quiso revivir la Liga Costeña en 1934; también
la Corporación Autónoma de los Valles del Magdalena y del Sinú, Cofinorte y luego
la Corporación Regional Eléctrica de la Costa Corelca.
Sólo a mediados de los años 70s se produce
un proyecto de planeación regional con significativa fuerza y continuidad,
cuando se crea la Asociación de Departamentos de la Costa Atlántica y su
organismo técnico ejecutivo, el Sipur: Sistema de Planificación Urbano-regional
para el Desarrollo Integral de la Región Costa.
“Se establece un sistema de información
geográfica por primera vez en la Región, que permitió manejar la información de
los Municipios y Departamentos para formular planes y políticas de planeación”.
Ya en el presente siglo y milenio, en 2007,
tuvimos el llamado Compromiso Caribe, la declaración que surgió del Taller del
Caribe Colombiano, convocado por el Centro de Estudios Regionales del Banco de la República, Fundesarrollo y el Observatorio
del Caribe, en Barranquilla. “El Taller tuvo una amplia participación de
diferentes entes académicos, empresarios, políticos, trabajadores y representantes
de las comunidades étnicas, provenientes todos de los ocho departamentos que
conforman la Región Caribe.
Para marzo de 2010 y en ejercicio de unas
elecciones presidenciales se promovió el Voto Caribe, para que por lo menos dos
millones y medio de personas expresaran su voluntad de continuar apoyando el
proceso de la autonomía regional.
Diversos estudios académicos y gremiales de
las últimas décadas han coincidido en recomendar “estrategias y políticas que
conviertan las ciudades portuarias de Barranquilla, Cartagena y Santa Marta en
el motor conjunto del desarrollo económico regional en el Caribe colombiano”.
Así, un estudio de Joaquín Viloria De la
Hoz (2006) propuso que este corredor o cluster
portuario “actúe como el dinamizador de las actividades económicas de la Costa
Caribe”. Viloria De la Hoz argumenta como sigue: