Se pudre la Autoridad Política, se
pudre en su propia corrupción, en la proliferación de
políticos ineptos, aletrados e insensibles. Se pudre porque siempre legisla en
favor de los potentados, en contra de los ciudadanos, con una voracidad
implacable, sin ninguna perspectiva humana, poseída sólo por la conciencia
económica. El dinero es su verdadero dios y el servilismo, su verdadera moral
Se pudre en el escándalo de la
marrullerría, en el ejercicio de la trampa, en el usufructo de la mentira, en
la maniobra de la desigualdad, la inequidad y la miseria. Se pudre por crear un
Estado en donde sólo dominan los más corruptos y los más opulentos. Un Estado
demasiado pequeño para un país demasiado grande
Se pudre desde el mismo momento de su
construcción, ocho milenios atrás, con la aparición del neolítico. Y nunca
termina de pudrirse, sobrevive con la respiración artificial de capitales y
ejércitos. Se pudre y no acaba de pudrirse a pesar de las múltiples y
respetables conciencias que han intentado develarla: La Biblia que es una
reconvención sagrada contra el capitalismo y sus políticos, el Arte que no
renuncia a ser voz divina en lo humano, la Filosofía que enfatiza en la
conciencia superior de la especie… La actual Autoridad Política sobrevivió a
Cristo quien desafió a Caifás, el mandarín del imperio romano, y a Espartaco
quien burló varias veces al pretor romano.
Sobrevivió pero su mentira se desmorona
cada día más. Crece la Conciencia Ciudadana: Thoreau, un poeta norteamericano,
redacta el derecho a la Desobediencia Civil, su razón escrita para oponerse a
una guerra imperialista; el texto básico para que Gandhi liberara la India y
Martin Luther King levantara la bandera de los negros americanos. Por razones
similares, indígenas del Cauca rechazan la opresión brutal del ejército oficial
y de las Farc también, estudiantes se oponen a una reforma educativa inhumana y
pro-capitalista; el movimiento ciudadano ‘No a la valorización 2’ de
Barranquilla se rebela contra la podredumbre política y campesinos del Huila lo
hacen contra los desmanes del Quimbo.
Y se desmorona cada día más su mentira
porque cada día más crece la Conciencia Ciudadana, su antídoto histórico. Cada
día más se hace explícita la necesidad de reemplazar la Autoridad Política por
la Autoridad Ciudadana, interesada ésta más en el bienestar general que en el
de los potentados, más en el ser humano que en el dinero. Toca hacer política
más con Ciudadanos y menos con Políticos, reemplazar el descalabro por el
triunfo de la espacie.
Esta columna fue tomada de Lanacion.com.co