Según el libro de Andrew Hitchcock, ‘The History of the House of Rothschild’, el
dólar tiene orígenes turbios. Divisa poderosa, manipula el destino de casi todo
el mundo. Se imprime libremente por orden del Banco Reserva Federal de Estados
Unidos. Actividad legal pero delincuencial, semeja a un ciudadano imprimiendo
billetes en el cuarto de su casa.
Institución privada, el Banco Reserva Federal es el más
poderoso del mundo, manejado por las exclusivas elites financieras. Muchos
expresidentes norteamericanos hacen parte de su membrecía: los Busch. Otros,
simplemente son fichas: Obama. Los pocos mandatarios opuestos a su libertinaje
fueron coincidencialmente asesinados; Lincoln, Kennedy. Un espíritu de mafia ronda en sus pasillos.
Desde allí, las elites manipulan las crisis económicas con
cálculos matemáticos. Inundan los bancos con dólares —el B.M., el BID y bancos
privados— para crear la sensación de bonanzas y fomentar préstamos con excesos
de facilidades. Posteriormente cierran la emisión de dólares para iniciar las
crisis económicas. Momento en que recogen avales y adquieren enormes ganancias.
La mejor de todas, el poder sobre naciones y sectores endeudados, pauperizados,
esclavizados. ‘Si quieren
seguir siendo esclavos de los banqueros y pagar por el costo de su propia
esclavitud, permítanles continuar creando dinero y controlando el crédito de la
nación.’ Afirmó Sir Josiah Stamp, exdirector del Banco de Inglaterra.
Convierten
las guerras en negocios rentables.
Con moral de banqueros, las fomentan para prestar dólares a los bandos en
conflictos. La segunda guerra mundial trajo horribles tragedias a muchos
pueblos, pero ellos salieron fortalecidos, todos los contrincantes quedaron
comprometidos con sus préstamos. Algunos ejemplos de su voracidad económica son
canalladas diabólicas. La empresa IG Farben fue infame, fabricaba el gas Zyclon
B para asesinar judíos en las cámaras con capitales de Rockefeller, otro judío
norteamericano, miembro importante de la Reserva Federal. La pasión por el
dólar fue el origen real de la gran guerra. ‘Creo que las instituciones
bancarias son más peligrosas que cualquier ejército…’ afirmó Thomas Jefferson
en su tiempo.
Por eso, la reciente
aparición del ‘Bitcoin’ jaquea el entramado pavoroso de las elites financieras.
Moneda independiente, ningún estado o banco la regula. Se regula por el número
de personas adscritas a su sistema. Circula en red, por ser divisa electrónica,
con alto nivel de seguridad. No cobra intereses, ignominioso negocio bancario.
Los usuarios son cada vez más numerosos y el mercado es cada vez más variado y
universal. Revolución silenciosa, eficaz; ataca al cáncer, capital financiero,
que carcome la vida de todos los seres sobre la tierra.
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