miércoles, 21 de mayo de 2014

BOCHINCHE ELECTORAL por Jorge Guebely

Nadie debe extrañarse de los actuales bochinches electorales, refleja la real calidad humana de nuestra cultura política. Largo ha sido el historial bochinchero en Colombia: Álvaro Gómez publicó en 1986 videos contra Virgilio Barco, Pastrana difundió en 1994 los narco casetes contra Samper, Horacio Serpa fue acusado en 1998 de favorecer a implicados del proceso 8.000, Uribe apareció en 2002 comprometido con los paramilitares; Uribe, gran profesional del bochinche nacional, denunció en 2006 las alianzas de Rafael Pardo con las farc para impedir su reelección… En 2010 se diversificó el bochinche en ‘falsos positivos’, chuzadas y el Parkinson de Mockus. Historia de vergüenza, de comadreos, de pobreza humana.

El bochinche parece estrategia de astutos en la decadencia, permite evadir las discusiones fundamentales de un país en constante desbarajuste. Quita tiempo para reflexionar sobre el modelo de Estado en que vivimos. El modelo económico tan próspero para las elites financieras, nacionales e internacionales, y tan mezquino para muchos colombianos. El modelo político en donde sólo triunfan las trampas, el chisme y la corrupción. El modelo de justicia tan eficaz para los pudientes y tan inservible para los menesterosos. Difícil entender un modelo de salud tan atractivo en la publicidad y tan inhumano en la realidad. ¡Cómo entender la destrucción del medio ambiente promovida por la explotación minera, y la desmedida pauperización de la gente en regiones en donde imperan las  multinacionales, y la ruina rural engendrada por los diferentes tratados de libre comercio! 

El bochinche también oculta la inoperancia de los políticos. Los hace ver mayores cuando en verdad son menores. Subdesarrollados mentales al favorecer un modelo de Estado impuesto desde el exterior. ‘Cada vez los gobiernos se convierten en simples delegados, afirmaba Saramago, agentes que cumplen los mandatos de sus superiores’. Aceptan con complicidad las desafortunadas determinaciones de la banca privada internacional: Banco Mundial, FMI, FED…, instituciones manipuladas por los  capitales financieros que se reúnen en clubes discretos como el de Bildemberg. 


El rechazo del bochinche electoral es la única actitud digna de las personas inteligentes para exigir claridad en el desmoronamiento moral del país. El verbo anodino y pendenciero de los políticos sólo promueve ignorancia ciudadana y guerras inútiles en campos y ciudades; discurso apropiado para elegir candidatos-capataces en el contexto de la finca global. ‘¿Para qué elegir dirigentes políticos, nuevamente Saramago, sí los financistas tienen todo el poder?’. Estrategia sospechosa de barahúndas y corrupciones, horrorosa francachela de ratones nacionales comiendo mendrugos de quesos mientras los gatos internacionales se devoran la carne de los ciudadanos colombianos.

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