miércoles, 21 de mayo de 2014

ARGUMENTOS INCUESTIONABLES por Jorge Guebely

En política, los mejores argumentos de la izquierda los provee la derecha y viceversa. Sus comunidades no escapan a la irracionalidad del poder para favorecer intereses particulares. No pueden prescindir de su naturaleza excluyente, voces de minorías hablando de mayorías. La trampa frecuente: fingir voz de pueblo para ocultar necesidades de elites.

Buenos argumentos ofreció el Procurador por sus excesos de poder. Se extralimitó con la anulación política de alcalde Petro, determinación más de poder irracional que de justicia social. Ningún funcionario debe regir discrecionalmente los destinos políticos de un ciudadano. Lo prohíbe La Constitución, es derecho inalienable en cualquier país con democracia liberal. Sólo los jueces pueden acceder a esta potestad mediante procesos legales.

También constituyen argumentos favorables las sanciones impuestas al alcalde de Bogotá, Medellín y otros. Semejan más estrategias políticas que decisiones sensatas. Abren heridas y destruyen armonías. Irracionalidad opuesta a los principios de la democracia liberal. Recuerdan valores absolutistas del espíritu conservador, retroceso histórico donde el poder de la fuerza bruta imperaba sobre el racionalismo liberal y la inteligencia humana.

Y mejores argumentos son las intenciones visibles del Procurador de servir a sectores conservadores del país. Las sanciones así lo evidencian. Al alcalde de Medellín, por participación en política al denunciar intervenciones paramilitares en favor de candidatos oficiales. Al alcalde Petro, porque al desprivatizar el aseo público, produjo daño ecológico y detrimento patrimonial del Estado. Censura impuesta sin ningún estudio donde se demuestre dicho deterioro como sí sucede con algunas multinacionales. Normales los desajustes iniciales de la nueva empresa de aseo, especialmente si  se trabaja en contra de la voracidad de empresarios privados. Según la misma Alcaldía, hoy la nueva empresa produce dividendos.
Argumentos importantes: el irrespeto a una decisión administrativa que aun hoy no se ha demostrado su naturaleza corrupta o el desconocimiento individual a la voluntad ciudadana. Todo funcionario con poderes superiores al voto ciudadano es un peligro, igual si lo consagra La Constitución. Lo trastorna el delirio de importancia personal, le anula cualquier sabiduría humana.  

Ahora existen muchos argumentos incuestionables para justificar la Asamblea Constituyente propuesta en la mesa de diálogo de La Habana. Sólo en sus predios se puede rediseñar La Procuraduría. Los mismos espíritus liberales del país la apoyarían con tal de remediar un cargo de corte dictatorial, contrario al liberalismo. ¡Lástima que este artificio político no corrija las almas de los políticos aquilatados: su execrable egolatría, su peligrosa autocracia y su disfrazada mezquindad!

Nota: Por motivo de viaje, esta columna reaparecerá en Enero.

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